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Foto del escritorMario Pérez Magallón

Los colores del destino: Upstream Color

Actualizado: 3 ago 2023

Upstream Color, Estados Unidos, 2013, 96 min.

Dir. Shane Carruth.



Debemos aprender a volvernos a despertar,

y a mantenernos despiertos, no con ayuda mecánica,

sino por medio de una infinita espera de la aurora,

que no nos abandone en nuestro sueño más profundo.


Walden, la vida en los bosques. David Thoreau.


Reducir a un párrafo el argumento de Upstream Color es atentar contra la narrativa que Carruth consigue en 96 minutos de impecable montaje y edición, pero es la natural condena de la reseña. Así que permitámonos un punto de partida: Upstream Color es una historia de ciencia ficción que narra el ciclo de vida de cierto parásito que se alberga en una cadena de tres huéspedes: de las orquídeas a los humanos y de los humanos a los cerdos. Y, así, una y otra vez.


Ahora, una imaginación: dependiendo la fuente que se consulte, se encontrarán diferentes versiones sobre las teorías y prácticas de los alquimistas respecto a la transmutación de la materia. Aunque difieren entre sí en las etapas que hay que seguir, tres de ellas son las primordiales: la nigredo (supone la disolución de la materia), la albedo (la materia en estado líquido, busca la intensidad del blanco) y la rubedo (la etapa final en la que la sustancia se ruboriza: se consigue el anhelado rojo). Upstream Color experimenta su transmutación a través de sus propios colores.


Rojo: de los humanos


En la repetición de los ciclos, todo punto de partida es arbitrario. Upstream Color arranca con la experimentación, el perfeccionamiento, tal vez, del método para introducir en las personas el parásito que ha sido extraído anteriormente de las orquídeas. Las dos primeras tomas duran lo suficiente para sembrarnos la duda y averiguar qué es lo que observamos: cadenas de papel. El resto de las tomas, al menos las que constituyen los 5 primeros minutos de la película, no sobrepasan los 3 segundos cada una, y aunque el ritmo no es vertiginoso, se experimenta confusión. La confusión es afianzada por el montaje de planos oscilantes entre los primerísimos y los medios, casi siempre con un segundo plano fuera de foco. Desde este momento, el diseño sonoro pone los acentos en la atmósfera cercana al trance. Un trance similar al que experimenta Kris (Amy Seimetz) una vez que Thief (Thiago Martins) introduce en ella el parásito. Durante este trance, el influjo en la conciencia de Kris es aplastante: basta la verbalización de las instrucciones de Thief para que estas no sólo se cumplan, sino que se materialicen en imágenes. El blanco parásito se mueve libremente en el rojo torrente sanguíneo de Kris. Blanco y rojo como las fichas con que lleva la cuenta de las páginas de Walden, la vida en los bosques, que memoriza por órdenes de Thief. Blanco y rojo como la bufanda de Kris. Los tonos rojos también inundan la habitación.


Violeta: de los cerdos


El diseño sonoro, es un agente importantísimo en la narración de Upstream Color. Por medio de amplificadores que envían vibraciones a la tierra -en un método conocido como worm charming-, es que Kris recibe su llamado para, aún en trance, dirigirse a una granja de cerdos y ser sometida a una intervención quirúrgica en la que se le extrae el parásito y es insertado, a su vez, en un cerdo. Pero no solo son cuerpos huéspedes; humanos y cerdos quedan conectados entre sí. Lo que sucede a los cerdos en la granja lo han de padecer los humanos en su ambiente cotidiano sin necesidad de vivirlo; experimentan solo las sensaciones. El ritmo entre tomas disminuye, como si el efecto narcótico igualmente se disipara. El peso de la imagen parece ceder ante los cada vez más presentes efectos sonoros. Una combinación de fugas que, combinadas con maestría con las imágenes, generan una narrativa cada vez más clara de lo que acontece, sin necesidad de atiborrar las secuencias de diálogos, los cuales son mínimos. Observamos al encargado de la granja -quien aparece en los créditos como The Sampler- cuidar de sus cerdos. Mientras camina entre ellos, las tomas hacen el esfuerzo de la simultaneidad y observamos en una toma a un cerdo y en la siguiente al humano con el que está conectado. Ahora sabemos que el de Kris no es un caso aislado: muchas otras personas han sido sometidas al mismo experimento. The Sampler se entretiene capturando sonidos del entorno, produciéndolos con el contacto de rocas con una tubería, con una lija. Transmutación de sonidos ambientales en sonidos artificiales, tal como transmutamos ciertas sustancias hasta conseguir drogas de diseño. Procedimientos químicos, procedimientos alquímicos los del cuerpo y la mente. Las tonalidades de rojo pierden su fuerza, su violencia, y degradan en púrpuras, en morados, en violetas.


Azul: de las orquídeas


En el intento de reconstruir su vida, Kris se encuentra con Jeff (Shaun Carruth). El encuentro no es un natural fluir del enamoramiento: sus cerdos correspondientes en la granja están en apareamiento. La pareja “sufre” el proceso: la excitación, la cópula. Kris asegura estar embarazada. No lo está, lo está la cerda en la granja. The Sampler sacrifica a la pareja de cerdos por problemáticos, los lanza al río atrapados en un costal. Si lo que antes acompañaba a la confusión era el trance, ahora lo es la paranoia y la histeria de Kris. Los cerdos comienzan a descomponerse bajo el agua y ellos, la pareja de humanos, se resguardan en la tina de la casa, sumergidos en la más profunda angustia. El agua que todo lo inunda, inunda también las fantasías de Kris: la escucha fluir taladrante debajo de la casa. Como en el umbral de lo visible, en ese inconsciente que conocemos solamente por sus manifestaciones. Si la primera vez que Kris acudió a la granja forzada por el influjo del parásito, lo hace ahora guiada por la intuición. No sabe a dónde se dirige, pero llega a los alrededores de la granja, esa fábrica de sonidos que insisten en lo más sombrío de sus recuerdos. También, trabajo de la intuición, encuentran las grabaciones de The Sampler. Son significativos los títulos de los discos que consiguen: “Repetico”, “Extractions” “Artifacts” “Echo Trilogy: Part 2”, y “Reverberations”. En medio de la reverberación, Kris extrae rocas del fondo de una alberca, al tiempo que repitepasajes de Walden, aquel libro que fue obligada a memorizar al inicio de la historia. Su gran revelación: en el fondo de dicha alberca observa orquídeas. Las mismas que se encuentran en el punto exacto del río en que se pudren los cerdos. Logra arrancarlas y es como si arrancara una capa de la realidad, la capa de apariencia que le ha hecho casi perder la razón. Descubre el atroz experimento. Asesina a The Sampler y la realidad se desvela ante sus ojos. El líquido blanco de la albedo transmuta en amarillo, emerge a la superficie y penetra las raíces de las orquídeas tiñéndolas de un profundo azul. Azul como las tonalidades del último tercio de la cinta. El parásito ha mudado de los cerdos a su nuevo huésped: las orquídeas azules.


Originalmente publicado en: Revista Icónica. Pensamiento fílmico. Número 8. Primavera 2014.




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